Los ojos de Gregory se abrieron con sorpresa. Estaba de pie a su lado, tranquilo hasta ese momento, pero las palabras de Ana lo hicieron casi dar un salto. Mira a Ana con una mezcla de incredulidad y confusión.
—¿En serio, Ana? ¿Estás...bromeando? —le pregunta en voz baja.
—No, Gregory, no estoy bromeando. Estoy embarazada de ti. No es solo para hacer enojar a Marcos. Es la verdad—le dice sonrojada con una sonrisa encantadora.
—Oh, por Dios hija—murmura su madre.
Su esposo le hace señas que no los interrumpa.
Gregory, aún incrédulo, asiente lentamente, mientras una leve sonrisa se formaba en su rostro. Aunque no estaba preparado para la noticia, el pensamiento de que Ana estaba esperando su hijo le llenó de algo inesperado. Pero no era el momento para discutirlo. El espectáculo de la escena con Marcos, su enojo, su frustración, ocupaba todo el espacio.
Marcos, aún de pie frente a ellos, está atónito, sintió cómo su corazón se rompía en mil pedazos. La verdad le golpeó como un garrote.