Ana había pasado las últimas semanas preparando meticulosamente su plan.
Lo primero que hizo fue buscar un abogado, un contacto que Gregory le había recomendado. Con su ayuda, reunió todas las pruebas de la infidelidad de Marcos y presentó la demanda de divorcio. El juez aprobó la separación de inmediato, solo faltaba la firma de Marcos. Pero Ana decidió esperar, guardando los documentos para el momento perfecto.
Laura estaba recostada en su cama, hojeando una revista de moda sin mucho interés, cuando escuchó unos suaves golpes en la puerta. Levantó la vista y vio a Ana asomarse con una sonrisa enigmática.
—¿Puedo pasar? —pregunta Ana con dulzura.
Laura suspira y cierra la revista.
—Adelante.
Ana entró sosteniendo una elegante caja envuelta con un lazo dorado. Se sentó al borde de la cama y se la tendió a Laura.
—Quería darte esto. Un regalo.
Laura arquea una ceja y toma la caja con curiosidad.
—¿Un regalo? ¿Por qué?
—Porque quiero que pasemos una noche de hermanas. Queria disculparme