Mundo ficciónIniciar sesiónLa habitación de recuperación número 847 de la Clínica Rothschild era silenciosa excepto por el sonido rítmico del ventilador mecánico que respiraba por Elena. Cassandra estaba sentada en la silla reclinable junto a la cama, observando el monitor cardíaco trazar líneas verdes que confirmaban que su madre todavía estaba viva, aunque apenas.
Cuarenta y ocho horas habían pasado desde la cirugía. El cirujano había regresado esa mañana con noticias que eran simultáneamente aliviadoras y devastadoras: Elena había sobrevivido la ventana crítica, pero el trauma del sangrado masivo había forzado coma médicamente inducido.
—Siete días mínimo —había explicado con acento alemán preciso—. Su cerebro necesita tiempo para recuperarse de la privación







