79: Encuentro esperado.
Esperé en el coche con el corazón desbocado, como si quisiera escapar de mi pecho.
Pero… ¿y si él lo sabía todo?
¿Y si había venido por mis hijos?
Me mordí el labio inferior con tanta fuerza que sentí el sabor metálico de la sangre. Un instinto primario, casi animal, se encendió dentro de mí y me empujó a abrir la puerta del coche. El guardaespaldas me miró confundido, pero no dijo nada.
Sin pensarlo demasiado, caminé de vuelta al hospital. Cada paso era un pulso de nervios, pero levanté la cabeza con determinación. Si Valentino se cruzaba en mi camino, fingiría no conocerlo. Haría como si fuera un desconocido más entre la multitud.
Entré con paso firme… y ahí estaba.
Como un espectro.
Apoyado en el mostrador, vestido de negro, hablando animadamente con la recepcionista. Su sola presencia llenaba el lugar, oscureciéndolo todo.
Desvié la mirada de inmediato, fingiendo indiferencia, pero por dentro era un temblor. Mis piernas se volvieron de gelatina, como si fueran a rendirse en cualqu