69: Tu vida por la mia.
Me cambié rápidamente y bajé. Al pie de la escalera estaba Portelli, esperándome con las manos hundidas en los bolsillos.
Me miró fijo, con una sonrisa tranquila que me revolvió el estómago. Cuando estuve en el último escalón, estiró la mano, atrapó un mechón de mi cabello y lo observó por un largo rato, como si fuera un objeto de su propiedad.
—Me gusta más tu pelo negro —me dijo, mirándome directo a los ojos.
—Puedo pintarlo si quieres —respondí con la voz baja.
Portelli se mordió el labio inferior, deslizó su brazo alrededor de mi cintura y me bajó del último peldaño. De pronto, mi cuerpo quedó demasiado pegado al suyo.
Instintivamente puse mis manos en su pecho, intentando apartarme, pero él me apretó con más fuerza, hundiendo su agarre contra mi vientre.
—Bésame —ordenó, sin un ápice de duda en la voz.
—Me estás lastimando —alcancé a decir, clavando mis ojos en los suyos, esperando que al menos esa incomodidad lo hiciera reaccionar.
Pero no le importó. No me soltó.
—Bésame —repit