62:Tarde o temprano te encontraré.
[Valentino]
Tamborileé los dedos en el escritorio mientras la idea de ella en peligro se me clavaba hasta las entrañas. Cuando Santos llegó esa mañana más rápido de lo previsto, supe de inmediato que algo estaba mal.
Lancé todo el contenido del escritorio a un lado. A pesar de haber enviado a una docena de mis hombres a buscarla, nadie había dado con su paradero, y lo único que podía imaginar era que ella había sido secuestrada. Y el único capaz de tal cosa era Portelli; ese bastardo me la iba a pagar.
—Señor —saludó Santos, que ahora tenía el rostro aún más destrozado. Yo lo había golpeado hasta el cansancio; su única tarea era llevarla sana y salva hasta mi otra casa, pero el muy imbécil había dejado que ella huyera.
—¿Ya sabes dónde está? —le pregunté. Él solo negó con la cabeza.
—He enviado a más hombres en su búsqueda —me dijo. Pero eso no me tranquilizaba; yo necesitaba saber dónde carajo estaba.
Era imposible que alguien como ella desapareciera así, como si nada.
—Tienes