35: Sola, completamente sola.

Me quedé en la habitación el resto del día. No quería ver la cara de Noah, Dios… no quería ver la cara de nadie. Solo deseaba dormir y despertar en mi cama, con Ethan abrazándome fuerte, tranquilizándome, susurrando que todo había sido una pesadilla. Porque esto que estaba viviendo era, en realidad, una horrible pesadilla.

De todos los hombres en el mundo, ¿por qué justo tuvieron que tomar la muestra de esperma de él? ¿Qué juego del destino tan macabro era este? Yo, que siempre había intentado ser la mejor persona posible, estaba atrapada en la telaraña de los demonios.

Me tapé la cara con ambas manos y lloré. No era justo lo que me estaba pasando. Nada de esto era justo para mí. ¿Tan difícil era dejarme con Ethan, vivir una vida tranquila y cuidar de nuestros hijos?

Tragué el nudo que tenía en la garganta y me bajé de la cama. Busqué el celular que me había dado Valentino y, con manos temblorosas, marqué el número de mi madre. Hoy más que nunca necesitaba escuchar su voz. Necesitaba
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