15: Flashes, mentiras y sangre.
[Ginevra]
El coche se detuvo frente a un imponente hotel. Afuera, una multitud de reporteros se agolpaba, cámaras en alto, gritos por doquier. Miré a Valentino, que ahora tenía una expresión serena, casi arrogante, y una pequeña sonrisa dibujada en los labios.
Él bajó del coche con la elegancia de un depredador. Luego, abrió la puerta y me tendió la mano. Se la di, con el corazón latiéndome en la garganta. Me ayudó a bajar y, en cuanto mis pies tocaron el suelo, los flashes me cegaron. El murmullo de los periodistas se transformó en un aluvión de preguntas que rebotaban en mis oídos.
"¿Quién es ella?", "¿Es la nueva conquista de Valentino Salvatore?"
Valentino no se inmutó. Como el hombre dominante que era, me sujetó por la cintura con fuerza, atrayéndome a él como si me marcara frente al mundo.
—Es mi esposa —dijo con voz firme y orgullosa, como si acabara de anunciar su más valiosa conquista.
No pude evitar mirarlo. Esa forma de decirlo… algo en su tono me hizo temblar por dentro.