Capítulo 51: Reconstrucción y Caza.
La mansión Montero había quedado devastada. El humo aún se elevaba sobre los restos ennegrecidos, como una herida abierta que no sanaba. Elías no se mal gasto tiempo. Actuó de inmediato. El mismo día del ataque, con los cuerpos todavía siendo retirados y los primeros informes apenas llegando, dio la orden de trasladar todo sin demora.
El nuevo lugar: la casa de Marco Antonio. Una propiedad aún más impresionante que la anterior, rodeada de extensas áreas de bosque privado, con sistemas de seguridad subterráneos y muros de concreto reforzado. Este lugar había sido un tesoro oculto de la familia Montero, construido en secreto durante los años más difíciles, y ahora se había transformado en un refugio inquebrantable.
—Desde hoy, esta será nuestra nueva base —declaró Elías ante el equipo de seguridad—. No quiero ninguna zona ciega. Drones operando las 24 horas, vigilancia dentro y fuera. Cualquiera que se acerque deberá superar siete controles antes de respirar el mismo aire que nosotros.