Cuando Leo pasó por mí para ir a nuestra “segunda cita” no creí que valiera la pena recordarle que no era buena idea pavonearse en su coche deportivo en mi colonia y tampoco me apeteció esperar en caso de que se ocurriera abrirme la puerta, así que me limité a subirme y ponerme el cinturón de seguridad sin decir nada.
— ¿Todo bien?
Preguntó levantando una ceja.
— Todo de maravilla.
Respondí con la vista fija en la ventanilla.
— Sabes que yo también fui arrastrado aquí por Karina ¿Verdad?
— Bueno, tu manager es todo un caso, pero la diferencia es que yo no muero de ganas de ir a esta “cita” porque tus fans ya quieren mi cabeza en una lanza y tengo el presentimiento de que voy a encontrar la forma de empeorar la situación, a ti probablemente tuvo que obligarte a venir sólo porque no me soportas, así que, lamento ser un inconveniente, pero no es lo mismo.
— ¿Se puede saber de dónde sacaste que no te soporto?
Dijo tras uno de sus suspiros exasperados.
— Pues no lo sé, la forma en la qu