A regañadientes me subí a su coche, pero eso no significaba que el camino a casa fuera a ser sencillo o placentero.
— No sabía que Valeria y tú fueran tan cercanas ¿Fue la primera a la que le contaste cualquiera que sea la buena noticia de tu trabajo?
Murmuró después de unos minutos de silencio incomodo.
— Yep…
Respondí sin apartar la mirada de la ventana.
— Me pregunto cuando se volvieron mejores amigas…
Me encogí de hombros.
— Me cayó bien desde el principio, es tan abiertamente ella misma... voy a echarla de menos.
Admití en un ataque de honestidad provocado por el alcohol que aún estaba en mi sistema.
— Es un poco pronto para despedidas ¿No crees?
— ¿Lo es? ¿No has hablado con Karina sobre lo que dije la última vez?
— No he tenido la oportunidad, si tienes tanta prisa en salir de esto voy a buscarla mañana mismo o mejor dicho en un rato.
— Vale, gracias.
Estaba todavía demasiado intoxicada como para leer entre lineas y no me di cuenta de la implicación de mi respuesta hasta que L