Tenía razón, no iba a ser sencillo acostumbrarme al contacto físico, su dedos largos apenas me habían tocado y mi corazón quería salir de mi pecho.— En serio tienes que dejar de contener el aliento cada que me acerco a ti, si queremos que esto funcione. — Entonces deja de hacerlo sorpresivamente, me sobresaltas. Me quejé.— ¿Debería enviarle un oficio a mi novia para pedirle autorización de tocar su cabello o tomar su mano? Se burló.— Excepto que yo no soy tu novia, en la vida real no tenemos una relación que te permita ponerme las manos encima con tanta libertad ¿recuerdas?Su ceño se frunció por un momento cómo si estuviera pensativo.— Dime algo, no estás saliendo con nadie ¿verdad? Rompió el silencio con una pregunta que no sabía por qué venía a cuento en este momento. — Ya les había dicho que no. — Ok, ok, es sólo que yo también le aseguré a mi manager que estaba soltero.— Buen punto. Vale, yo estoy soltera en serio, te lo puedo jurar por el meñique si todavía no estás c
Leer más