Debo admitir que me estresé al principio al no saber cómo responder a su propuesta, pero al poco tiempo me di cuenta de que Iván sólo estaba cumpliendo con la misión que Sofía le había encomendado y que ahora que podía limitarse a decirle que la bola estaba en mi cancha seguramente no volvería a mencionar el tema.
Para mi sorpresa, mantuvimos comunicación vía mensajes de texto, pero no se volvió a hablar de nuestra cita pendiente, así que mi suposición podía seguir siendo valida hasta cierto punto.
Era amable, una de las cualidades que me gustaban de él cuando eramos jóvenes, pero eso no significaba de que verdad estuviera interesado, así que nos haría un favor a los dos si dejaba el tema por la paz.
No volví a preocuparme por el asunto hasta que Leo lo mencionó en una de nuestras conversaciones nocturnas.
<