Tenía razón, no iba a ser sencillo acostumbrarme al contacto físico, su dedos largos apenas me habían tocado y mi corazón quería salir de mi pecho.
— En serio tienes que dejar de contener el aliento cada que me acerco a ti, si queremos que esto funcione.
— Entonces deja de hacerlo sorpresivamente, me sobresaltas.
Me quejé.
— ¿Debería enviarle un oficio a mi novia para pedirle autorización de tocar su cabello o tomar su mano?
Se burló.
— Excepto que yo no soy tu novia, en la vida real no tenemos una relación que te permita ponerme las manos encima con tanta libertad ¿recuerdas?
Su ceño se frunció por un momento cómo si estuviera pensativo.
— Dime algo, no estás saliendo con nadie ¿verdad?
Rompió el silencio con una pregunta que no sabía por qué venía a cuento en este momento.
— Ya les había dicho que no.
— Ok, ok, es sólo que yo también le aseguré a mi manager que estaba soltero.
— Buen punto. Vale, yo estoy soltera en serio, te lo puedo jurar por el meñique si todavía no estás convencido.
Dije levantando el dedo más pequeño de mi mano. Él rodó los ojos de nuevo.
— Ok, te creo. Cómo sea, sólo digamos que no somos el tipo de pareja a la que le agraden las pruebas de afecto en público, pero en cualquier caso tienes que reaccionar de manera más natural cuando estemos juntos o la gente va a pensar que te estoy reteniendo en contra de tu voluntad, no que hemos compartido una conmovedora historia de amor en secreto durante años.
Casi escupo el vino de una carcajada.
¿Quién en su sano juicio creería que una mujer podría estar con alguien como él en contra de su voluntad? Era mucho más probable que se preguntaran si estaba chantajeandolo con algo o si en realidad era la hija de algún millonario y por eso estábamos sentados en la misma mesa.
Levantó una de sus cejas perfectas para preguntarme sin palabras que me parecía tan gracioso.
— No es nada, sólo estaba imaginándome la cara que pondría esa mesera que claramente es tu fan si me viera hacer una señal de auxilio.
No había forma de que le confesara lo que realmente me había pasado por la cabeza, lo ultimo que necesitaba una estrella de rock era que alimentaran su ego.
— En este momento te hace gracia, pero no es un asunto de risa en esta industria. Nos toman una fotografía en la que no salgamos sonriendo y de inmediato van a asumir que tuvimos una pelea, luego un supuesto experto en lenguaje corporal o una m****a así va a decir que hay signos en la imagen de que se trata de una relación abusiva o que eres una caza fortunas que intenta quitarme mi dinero, dependiendo de quién crean que va vender mejor como víctima.
Por un momento me quede sin palabras. Tal vez resultaría difícil de creer, de no ser porque estábamos sentados a la misma mesa después de casi una década sólo porque “alguien” le informó a un reportero que los dos habíamos ido a la misma escuela y que yo había dibujado a un personaje con el mismo color de ojos y cabello que él… Bueno, admito que me inspiré en su imagen tanto como creí conveniente para evitar una demanda, pero ese no era el punto.
— Vaya…
Fue lo único que conseguí decir.
— ¿Te parece una exageración? No te culpo, pero he visto cosas así suceder, especialmente ahora que cualquiera puede escribir lo que se ocurra y ponerlo en internet para que millones de personas que ni siquiera se van a tomar la molestia de hacer una búsqueda en g****e para comprobarlo lo lean.
— Te creo, es sólo que suena bastante abrumador.
— Recuerda que te advertí que no te involucraras esa tarde en el café con Karina, ya es muy tarde para echarnos para atrás.
Entonces su insistencia no era sólo porque estaba renuente a tratar conmigo.
— ¿Por eso has llegado al extremo de mentirle a Karina para que tu novia permanezca en el anonimato?
— Es una de las razones, la otra es su trabajo. Es asesora de imagen, sería un desastre si se viera envuelta en un escándalo con uno de sus clientes ¿O no?
Por supuesto que Sofía iba a terminar trabajando en algo así, luciendo impecable mientras trataba con celebridades todos los días y hecho le pagaban por decirles que ponerse.
— Bueno, aquí está su escudo para asegurarnos de que el desastre no suceda.
Dije, levantando la mano como cuando respondía al pase de lista en la escuela.
— Si lo dices así me haces sonar horrible.
Dijo sonriendo de lado.
Me encogí de hombros.
— Bueno, sigue sin ser lo peor que me has hecho, además estoy aquí en parte por beneficio propio. Sólo hay que intentar que no linchen a ninguno de nosotros dos tampoco y que el tiempo que tengamos que pasar juntos sea lo más soportable posible.
— Hecho. Vamos a limitar el contacto físico a lo meramente necesario y hacer nuestro mejor intento para no provocar demasiado al otro ¿Algo más?
— Primero, eso incluye no rodar los ojos cada que digo algo que no te gusta y segundo vamos a mantenernos al margen de la vida privada del otro, la situación ya es demasiado complicada sin que empecemos a cruzar líneas.
— De acuerdo con una excepción, si empiezas a salir con alguien tienes que decírmelo.
— ¿Y por qué? No es que yo me hubiera enterado de tu secretito por ser entrometida, tú me sacaste a rastras de mi departamento en plena noche para hablar con ella.
Cierto, todavía no estábamos a mano por ese incidente.
— No es que tu vida sentimental me preocupe tampoco, pero desgraciadamente es algo que puede hacer que las cosas se compliquen.
— De acuerdo, no intervenir en la vida privada del otro, a menos que pueda afectar directamente nuestro acuerdo o cómo sea que le quieras llamar a lo que estamos haciendo.
— Hecho. Ahora, dame la mano que la mesera nos está viendo.
— Corrección, te está viendo a ti.
Dije mientras ponía mi mano sobre la suya, que estaba apoyada en la mesa.
— ¿Estás intentando interpretar a una novia celosa? No estoy seguro de que sea la mejor opción si quieres conseguir la simpatía del público.
Y justo después de haber prometido no meterse demasiado con el otro.
— Sólo estoy señalado un hecho, dudo mucho que yo sea su foco de atención.
— ¿Quieres apostar? Estoy seguro de que si pudiera usar su celular estaría tratando de enfocar tu rostro ahora mismo, tú eres la novedad y el misterio en este momento, no yo.
Muchas gracias de todo corazón por seguir acompañando a Renata y Leo en esta complicada historia de amor.