~Damien~
La había buscado más de lo que pensaba; había perdido la cuenta de los días y las noches en las que apenas podía dormir sin encontrarla.
Me estaba volviendo loco, malditâmente loco, y esto era su culpa.
¡BAM!
La botella estalla en miles de pedazos al estrellarla contra el suelo; el vidrio se esparce por todos lados, incluso rompiendo mi piel, pero ni eso siento ya.
—Maldita seas, Alana, maldita seas. Voy a encontrarte a donde sea que estés y te traeré de regreso. Tienes que estar conmigo, por favor, me equivoqué.
Me arrodillé frente a la chimenea, tomando mi cabeza, apretando mi cabello entre mis manos mientras los recuerdos de nosotros regresan como un jodido fantasma a atormentarme.
Las lágrimas pronto salieron y me vi sollozando con fuerza sin poder evitarlo.
La había perdido por culpa de mi madre, de mentiras, de estrategias bien hechas para un bien mayor, y ahora, ¿de qué me sirve eso?
No la tenía a ella a pesar de tener el trono; no la tenía conmigo porque me o