Capítulo 449
Sin duda, Marina tenía las manos en la masa. Ella, tan atrevida, ahora solo podía tartamudear.

—¿Y eso qué te importa, metiche? Además, ¿no deberías estar durmiendo a esta hora? ¿Qué haces levantado tan temprano? —intentó cambiar de tema.

Álvaro levantó su vaso de agua.

—¿No puedo bajar a tomar un poco de agua si tengo sed?

—Y ¿quién dijo que ya me levanté? No he podido dormir —dijo con cierto orgullo al hablar de sus desvelos.

En realidad, a Álvaro tampoco le gustaba trasnochar tanto, pero en Valle Motoso aún tenía asuntos que atender. Como había una gran diferencia horaria, no le quedaba otra trabajar en las noches y dormir en el día.

Mientras hablaba, mordió un trozo de waffle.

—En serio, no hace falta que me llames para el desayuno.

—Ojalá te duermas bien profundo, así nadie tiene que molestarte —murmuró ella.

Regresó a su habitación, se puso el pijama y se tumbó en la cama cerrando los ojos para descansar.

—¡Dios mío, qué pinche sueño! —se quejó.

Estaba a punto de quedarse dormida
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