—El presidente de Runpex, el abuelo de César, Rowan Balan, falleció esta tarde. Mañana es el funeral y pasado mañana la ceremonia de su muerte —dijo William sin vacilar.
Como socio en el proyecto, ya había recibido la noticia.
Se podría decir que ya todos los grupos y funcionarios de Playa Escondida están al tanto.
Álvaro y Marina miraron a Perla con cautela, temiendo que reaccionara mal al escuchar la noticia.
Sin embargo, Perla solo asintió y dijo, tranquila:
—Ya lo suponía.
—Salí esta tarde para ir al hospital a ver a Rowan por última vez —añadió, viendo que todos ya sabían, decidió ser sincera.
Álvaro y Marina quedaron sorprendidos.
—Entonces… ¿por eso es que llegaste tan tarde? —preguntó Marina con cuidado.
Perla levantó las manos, sin nada que ocultar:
—Hace años, Rowan fue bastante amable conmigo, así que lo llevé al funeral.
No mencionó lo que pasó entre ella y César, no tenía nada que decir sobre eso. Fue su torpeza la que la puso en esa situación.
Marina suspiró, ¿acaso su he