En la ciudad de La Victoria, Estado Aragua, los caminos de Valeria, una fotógrafa de vida silvestre, se entrelazan con los de tres hombres muy distintos, cada uno con sus propios secretos y deseos. Valeria, recién llegada a su ciudad natal después de años de aventuras por el mundo, se encuentra atrapada en un triángulo amoroso inesperado. Sebastián, un talentoso artista plástico, se convierte en su colaborador y confidente, compartiendo con ella la pasión por el arte y la vida. Su conexión es inmediata y profunda, basada en el respeto mutuo y la creatividad compartida. Daniel, un chico de las calles con un pasado difícil, encuentra en Valeria un rayo de esperanza y admiración. Su valentía y bondad lo acercan a ella, y a pesar de las dificultades, intenta ganarse su corazón con sinceridad y ternura. Por último, está Alejandro, un hombre adinerado que se obsesiona con Valeria desde el momento en que la ve por primera vez. Su poder y riqueza lo hacen un rival formidable, dispuesto a usar cualquier medio para conquistarla. A medida que Valeria navega por sus sentimientos y enfrenta los desafíos de su pasado, se ve obligada a tomar decisiones que cambiarán su vida para siempre. En este juego de amor y deseo, cada elección podría tener consecuencias inesperadas, y solo el tiempo revelará el verdadero camino de su corazón.
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La Victoria despertaba bajo el manto de un amanecer en tonos de coral y dorado, como si el cielo mismo celebrara el retorno de Valeria a su tierra natal. Tras años de recorrer selvas inexploradas y capturar con su cámara la esencia indómita de la naturaleza, Valeria sentía una mezcla de emociones al pisar nuevamente las calles empedradas de su infancia. Los aromas familiares de la ciudad la envolvieron, cada rincón y cada esquina evocando recuerdos de tiempos más simples y despreocupados.
Había algo en La Victoria que siempre le había parecido mágico, una cualidad intangible que hacía de esta ciudad un lugar especial. El bullicio del mercado central, los colores vibrantes de los puestos de frutas, el murmullo constante de la vida cotidiana; todo parecía más intenso aquí. Sin embargo, tras años de ausencia, Valeria no podía evitar sentir una punzada de incertidumbre. ¿Se habría mantenido intacta la esencia de su hogar, o el tiempo habría erosionado lo que una vez conoció?
Con su cámara colgando del cuello, como una extensión de sí misma, Valeria se dirigió al centro cultural donde se llevaría a cabo su exposición. Era su primer gran evento en Venezuela después de haber ganado reconocimiento internacional, y la expectativa la llenaba de una ansiedad dulce, una mezcla de miedo y anticipación. Sabía que sus fotografías eran más que simples imágenes; eran fragmentos de historias, de lugares y criaturas que había conocido en sus viajes.
El día de la inauguración, la galería estaba llena de visitantes, cada uno absorto en las imágenes que narraban historias de rincones olvidados del mundo. Un hombre llamado Sebastián, mientras deambulaba entre las fotografías, se detuvo frente a una en particular. Era una imagen de un colibrí en pleno vuelo, capturado en un momento de gracia etérea. Algo en esa fotografía resonó profundamente en él, despertando una emoción que no lograba descifrar. Determinado a conocer a la persona capaz de capturar tal belleza, se dispuso a acercarse a Valeria, pero esto era muy difícil, con dificultad se acercó a ella.
Valeria notó la presencia de Sebastián antes de que él pronunciara una sola palabra. Había algo en su mirada, una intensidad tranquila que la hizo sentir expuesta y comprendida al mismo tiempo. Cuando finalmente se encontraron, las palabras fluyeron con naturalidad, como si ambos se hubieran conocido de toda la vida. La conversación osciló entre temas triviales y profundos, y en cuestión de minutos, una conexión invisible se formó entre ellos, un lazo que ninguno de los dos podía ignorar.
Mientras tanto, Daniel, un chico de las calles con un espíritu indomable y una admiración secreta por Valeria, observaba desde la distancia, fascinado por su presencia. Había escuchado de la misma Valeria sobre la exposición y había decidido asistir colándose de forma sutil, esperando encontrar una oportunidad para acercarse a ella, pero habría más competencia.
En otro rincón de la galería, Alejandro, un hombre adinerado y poderoso, notó a Valeria y quedó instantáneamente obsesionado con su belleza y su talento. Su mirada seguía cada uno de sus movimientos, decidido a conquistarla sin importar el costo.
A medida que la noche avanzaba, el bullicio de la galería se fue apagando y los asistentes se marcharon, dejando a Valeria casi a solas con estos tres pretendientes alternando su tiempo a cada uno, después de lograr quedar a solas con Sebastián, sumidos en una charla íntima y reveladora. La magia de La Victoria, que tanto había anhelado Valeria, parecía manifestarse en este encuentro fortuito, sellando el inicio de una historia que estaba destinada a ser contada bajo su cielo estrellado.
Sin embargo, algo se interpondría entre ellos dos y llenaría la mente de Valeria de dudas, con encuentros inesperados con sus otros pretendientes, cada uno con personalidades tan diferentes que harán que Valeria quede en vilo buscando una respuesta para sus sentimientos.
-Quería disculparme si te hice sentir incómoda antes. No era mi intención –Sentí que mi corazón se aceleraba un poco, pero intenté mantener la compostura.-Está bien, Sebastián. No te preocupes. Fue solo un momento de nervios –dije, sonriendo ligeramente. Sebastián asintió, pareciendo aliviado –Me alegra oír eso. Realmente me gustaría conocerte mejor, Valeria. Desde que nos vimos en la galería, no he podido dejar de pensar en ti –Sentí un calor recorrerme, pero esta vez era una mezcla de sorpresa y emoción -Gracias, Sebastián. También me gustaría conocerte mejor –respondí sinceramente. Sebastián sonrió y, por un momento, nos quedamos en silencio, disfrutando de la brisa y el sonido del río. Finalmente, decidimos unirnos nuevamente al grupo. Nos sumergimos en el agua fría del río, sintiendo el alivio inmediato del calor del día. Todos parecían disfrutar, incluso Daniel comenzó a relajarse y unirse a la diversión. Nos turnábamos para nadar y jugar en el agua, riendo
Tratando de articular de forma correcta, le dije -Oh, hola Sebastián… Yo no esperaba verte aquí –Justo después de decir eso me puse nerviosa y rectifiqué muy abruptamente -¡No en un mal sentido, claro! Me refiero a que fue una sorpresa, pero me alegro de verte –Sebastián sonrió -Tranquila, yo entiendo –Vi cómo sus ojos pasaron rápidamente por mis pechos, trató de disimularlo, pero ante tal situación sentí como la sangre y el calor subió a mi cabeza. Pensé NO, NO TE SONROJES Me daba mucha vergüenza que él específicamente me viera así ¿Por qué? ¿Qué me pasa? Giré mi cabeza rápidamente en otra dirección, pero Sebastián, al darse cuenta de mi vergüenza, solo comenzó a sonreír mientras me miraba, lo que hizo que de forma forzada me diera vuelta, dándole la espalda.-AH, CIERTO… eh… no te he presentado a mi madre –Era algo muy tonto, pero fue lo primero que se me ocurrió. Caminé sin darle la cara, pero podía sentir sus pasos detrás de mí. Llegamos con mi madre y Daniel. Al verme ll
-Pero si ni caminaste nada –Dijo Daniel al verme en el piso como si me hubiera muerto –No es eso, no estoy cansada, solo estoy haciendo un poco de grounding improvisado –afirmé mientras respiraba un poco y me relajaba progresivamente, ya llevaba varios días sin conectar debidamente con la naturaleza, y de verdad que ya me hacía falta. En mis viajes por el extranjero, lo único que hice fue recorrer diferentes tipos de paisajes para tomar fotografía. Mi madre me miró con desconcierto –¿Qué es grounding? –más allá de su pregunta, me sorprendió el hecho de que lo pronunció muy bien, a mi madre no se le da muy bien el inglés, o al menos ese es el conocimiento que tenía antes de irme al extranjero… tal vez mi madre ya no es la misma señora tierna de antes y ya sea una mujer con más conocimiento acerca del mundo actual –Grounding, es un tipo de terapia mamá. Trata de conectar tu piel con la naturaleza y que ella te ayude a equilibrar tus iones positivos y negativos –mi madre se qui
-A ver… tengo la cámara, ropa, protector solar… –Daniel me mira intensamente y agrega -El traje de baño… –al escucharlo recordé -Oh cierto, el traje de baño ¿Cuál debería llevar? –dije, mientras me dirigía al armario y abría la puerta, revelando mis opciones. Daniel se acercó y se recostó contra el marco de la puerta, observándome con una sonrisa. Saqué tres trajes de baño y los extendí sobre la cama.-A ver, tengo este bikini rojo –dije, sosteniéndolo frente a mí -Es bonito y me gusta cómo se ve, pero no estoy segura si es el adecuado para el río –Daniel asintió, observando el bikini.-Es bonito, pero sigue mostrando las otras opciones –Tomé otro de la cama, un traje de baño de una sola pieza en un tono azul oscuro.-Este es más conservador y cómodo –dije, mostrando el traje -Me gusta para nadar, pero no sé si es muy serio –Daniel frunció el ceño, pensativo.-Hmm, ese también está bien, pero muéstrame el último –Finalmente, saqué un bikini de color verde esmeralda con detal
El día de hoy, me desperté con un sentimiento de fastidio exagerado, tal vez necesito relajarme un poco, he estado ya muchos días alejada de mi cámara, no me siento completa así. Después de un rato de estar pensando y reflexionando sobre mi existencia, decido por fin levantarme y hacer la rutina habitual, orinar, lavar mis manos, cepillar los dientes, lavar la cara, aplicar mi protector solar, a veces me da flojera el protector solar, pero es necesario para evitar que mi piel se lastime con el sol. Salí de la habitación y mi madre ya se encontraba en la sala –Hola Valeria ¿Cómo dormiste mi niña? –con cariño la abracé sentándome a su lado –Bien mami, bendición –Ella me dio un beso en la frente –Dios te bendiga –luego de unos segundos agregó -¿Tienes hambre? –Lo pensé un momento –No, creo que por el momento estoy bien. Gracias mamá –ella sonríe y pone la guía de canales para buscar un programa entretenido –Uy pon ese, ese me gusta mucho mamá, es que el que te decía. Es
Rayos ¿Por qué hace tanto calor, será que volverá a llover en la tarde? Justo antes de llover, el aire se siente sofocante y pesado. Todo se debe al calor y la humedad que suben, formando las nubes de tormenta. La presión baja, y el sol sigue calentando el suelo hasta que la lluvia finalmente trae alivio. Parece que hay una tormenta pasando por la costa, aquí en esta zona de Aragua, recibimos pequeños síntomas o coletazos de las tormentas y huracanes. Por lo que he escuchado, hay una tormenta fuerte pasando por la costa. En esta región de Aragua, aunque no recibimos el impacto directo de las tormentas y huracanes, sí experimentamos sus efectos secundarios. Estos “coletazos” pueden incluir fuertes vientos, lluvias intensas y un aumento en la humedad. Es interesante cómo las tormentas en alta mar pueden influir en el clima aquí, trayendo consigo cambios significativos en cuestión de horas. Es una clara demostración de la interconexión de los sistemas meteorológicos. Me acabo de
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