Sofía
Ver sus estúpidas fotos juntos, esa felicidad forzada que Clara irradiaba en cada una de sus publicaciones, me revolvía el estómago.
Él era mío.
Siempre lo había sido. Y esa lagartona barata se había atrevido a usurpar mi lugar, a borrar años de historia, de pasión, de familia. La rabia me quemaba por dentro, un fuego lento que amenazaba con consumirme.
Las redes sociales eran una herramienta inútil para el verdadero dolor que quería infligir. Necesitaba ver el miedo en sus ojos, sentir su incomodidad de cerca. Necesitaba recordarle a Clara, cara a cara, que yo seguía aquí, que no me había rendido.
Sabía dónde trabajaba Clara desde hacía tiempo; Ferrer Global, quedaba en un edificio moderno en el centro. Perfecto para una confrontación pública, donde podría causar el máximo impacto.
Me vestí con mi mejor ropa, la que sabía que siempre le había gustado a Maximiliano. Quería que él también me viera, que recordara lo que había perdido. Me maquillé cuidadosamente, ocultando la fur