Sofía

Salí del apartamento de Maximiliano con una furia que me quemaba por dentro. ¿Quién se creía esa zorra, esa mosquita muerta de Clara para estar ahí, en MI lugar? ¿Después de todo lo que hice, de todos mis sacrificios? ¡Y Maximiliano defendiéndola! El imbécil parecía haber olvidado todo.

Me apoyé contra la pared fría del pasillo, respirando hondo para no explotar de la ira. Él abrió la puerta y salió, cerrándola con cuidado tras de sí. Su rostro era una máscara de fastidio que no intentaba para nada ocultar.

—¿Qué quieres, Sofía? No tengo tiempo para tus dramas— dijo fastidiado.

—¿Mis dramas? —Solté una risa amarga—. ¿En serio Maximiliano? ¿Después de meses sin verte, sin saber nada de ti, vienes con eso de "mis dramas"? ¿No crees que mi drama tiene fundamento luego de encontrarte luego de acostarte con clara?

—Viniste sin avisar. Y sabes que no es un buen momento —replicó, cruzándose de brazos.

—¿Ah, no? ¿Y cuándo sería un buen momento, Maximiliano? ¿Cuando estés revolcándote