—¡Te has vuelto completamente loco!
Olivia no podía creer que había criado a un hijo tan insensato.
—Para nada, madre. Piensa en los beneficios. Esto es bueno para todos —contestó con calma, como si lograra ver algo que ella no.
—¿Bueno? ¿Estás bromeando?
—Nunca he hablado más en serio.
—¡No me interesa lo que traigas en mente, Enzo! —soltó ofuscada, masajeándose las sienes—. ¡No quiero a esa mujer en nuestras vidas!
—Lástima que no piense hacerte caso, madre.
—¡Enzo!
—Tiene el 30% de las acciones ahora, ¿acaso no lo ves?
—¿Y eso qué importa? Sigue siendo la misma mujer corriente de siempre.
—Más te vale que empieces a cambiar esa actitud —le advirtió con dureza—. Valeria es mi esposa.
—Firma el divorcio y discúlpate con Eloísa —le exigió, ignorando sus últimas palabras. Nunca aceptaría a esa mujer como nuera.
—No pienso hacerlo. Lo mejor que pudo pasar es que Eloísa se diera cuenta de que lo nuestro nunca iba a funcionar.
—Eloísa posee el 8% de las acciones —trató de convencerl