Luego de una noche de llorar sin parar, el sol finalmente salió y con él llegó una caja sencilla que contenía su vestido de boda. Bueno, si es que podía llamarlo de esa forma, ya que la pieza era tan decepcionante como su situación actual.El vestido era de un tono azul claro, ni siquiera era blanco, y tenía un diseño sencillo y elegante, pero no lo acordé para una novia. Era un vestido sin mangas con un escote en V. A la altura de la cintura, tenía un cinturón fino y brillante que parecía estar adornado con pequeñas cuencas o pedrería. La tela del vestido era ligera y la longitud del vestido era corta, llegando por encima de la rodilla.Muy bonito, sí. Muy bonito, pero como para alguien que era invitado a una boda, no como para alguien que se suponía que era la novia. Valeria reparó en la etiqueta con el precio que tenía aún colgada. 20 $, marcaba. Y lo peor era que decía que estaba en descuento.«¿Esto era lo mejor que había podido ofrecerle Enzo?», se preguntó, dándose cuenta de
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