Eva
La vida era buena. Eso, simplemente. Así se podría resumir mi vida. Cerebrito había conseguido la solución al problema del ónix y esa era exactamente mi misión aquí. Su Majestad estaba preocupado, y en esos momentos Magnus y Adriana iban con esa buena noticia directamente al castillo. Mi reina Cielito investigaría eso con el resto de las señoras hechiceras y mi rey estaría aliviado. Sí, se podría decir que hice mi trabajo, y de forma excelente, como siempre.
Me encargaría de que no le pasara nada malo a Ciudad Ónix. Alfa Damián tenía razón: era un lugar sin igual, acogedor, agradable, interesante. Siempre pasaban cosas; no era nada aburrido.
Era verdad que teníamos a los pálidos detrás de nosotros, husmeando como cucarachas, y que los cazadores eran otros tontos con los que teníamos que lidiar. ¿Qué más? Ah, sí, Ricky malcriado era otro problemita, pero saldríamos de eso lo antes posible. ¡Diosa! ¡Esos retos sí tardaban tiempo! Los lobos eran demasiado ceremoniosos. Aparte de esas