Julieta
—¿Quién eres tú? —pregunté al intruso que se aproxima a mi laboratorio.
—Alguien que conoce mucho a Empresas Ónix —era un hombre atractivo, bien vestido, ese tipo de personas que quería demostrar que tenía mucho dinero y le iba bien en la vida. Había algo en él que me parecía conocido, pero no terminaba de descifrar qué era.
—¿Trabajas aquí? Nunca te había visto —comenté, y me sentí como si algo no cuadrara bien. Él detallaba el laboratorio, pero se detuvo a verme de pies a cabeza.
—Digamos que soy una especie de accionista importante. Mi nombre es Ricardo —respondió. Recordé la conversación que había escuchado de Damián. Creían que Ricardo podría ser el responsable del atentado en el gimnasio. Definitivamente, este hombre no era nada bueno. Se acercaba como si quisiera dominarme—¿Acaso mi hermano te contó sobre mí? —preguntó, interesado.
Algo en su voz, algo en él, hacía que se me erizara la piel, y no en el buen sentido.
—¿Tu hermano? —pregunté. Ya estaba de espaldas al gr