Las palabras de Amir resonaban en la mente de Agatha, como un eco sombrío que se negaba a desaparecer. Mientras los hombres discutían los últimos detalles del plan, ella se obligaba a mantenerse en calma, aunque cada vez era más difícil ignorar el miedo que sentía.
El salón estaba silencioso excepto por el murmullo bajo de las voces de Samer y Amir. Agatha observaba sus gestos, tratando de entender los movimientos calculados y las decisiones estratégicas que estaban tomando. Nunca había imaginado que se vería envuelta en algo tan complejo, tan peligroso.
"Entonces está decidido," dijo Amir finalmente, levantando la vista para mirar a Samer. "Nos moveremos esta noche. Es ahora o nunca."
Samer asintió, su expresión imperturbable. A pesar de la gravedad de la situación, Agatha notaba que él no parecía afectado por el peligro. Era como si estuviera acostumbrado a este tipo de escenarios, como si el riesgo no fuera algo que lo intimidara. Pero para ella, todo esto era desconocido, aterrado