Capítulo 10.4: Un lugar conocido.
Sin tener mucha opción, Dante se apresuró a seguirla fuera del café, y de pronto, el aroma a brisa de mar lo volvió todo más claro en un instante.
― “¿Dante?” ―lo llamó Alex
Ignorándolo, Dante siguió corriendo.
― “¡Eh! ¿¡A dónde vas?! ―
― “Enseguida regreso” ―exclamó él antes de acelerar el paso para no perder a la mujer, la cual, se movía ágilmente entre la gente del pueblo
Si bien Dante no tenía libertad de movimiento, lo que si podía hacer era registrar más atentamente el lugar, después de todo, este estaba ahí, escondido en lo más profundo de su memoria.
Mientras corría, comenzó a notar que la gente los veía. Unos con sorpresa, otros con miedo. Quizás, porque los aldeanos ya sabían quién era esa mujer y lo que hacía en realidad.
Cuando finalmente llegaron al callejón, el mismo callejón en el que estaban en el exterior, Dante permitió que el recuerdo fluyera sin su intervención.
― “¿Ahora qué?” ―gruñó él mismo cuando, tras avanzar por el angosto pero alargado callejón, la mujer des