13. Cuando el mundo me olvide
El silencio pesa.
Lo siento en cada fibra de mi cuerpo, en cada rincón de esta habitación que aún huele a ella.
Pero Lena ya no está.
El eco de la puerta cerrándose sigue rebotando en mi cabeza, cruel y despiadado, como un reloj que marcó mi final.
Me quedo de pie, mirando el vacío, sintiendo cómo el mundo se desmorona a mi alrededor.
Porque ahora sé lo que significa el olvido.
No es desaparecer en un segundo.
No es un truco de magia o un chasquido que borra mi existencia.
Es esto.
Es el dolor punzante en el pecho.
Es la angustia en el estómago.
Es la certeza de que ella fue la única que me sostuvo en este mundo.
Y que ahora…
Ahora estoy cayendo.
La habitación está en penumbras cuando el primer rayo de sol atraviesa la ventana. Pero el amanecer no significa nada para mí.
No sin Lena.
Mi cuerpo no se mueve. Mis pensamientos son un bucle incontrolable de imágenes de ella: su cabello sobre la almohada, su risa ahogada en mis labios, su mirada brillando en la noche.
Pero ahora todo eso es