4. SIGUE ENAMORADO DE ANA BELL

Una reunión en un hospital privado, a horas tempranas, significa; EMERGENCIA.

 

La emergencia qué había interesado mucho a Verónica, era un caso aneurisma infantil. El hospital privado donde trabaja, cada cierto tiempo dona una cirugía infantil a quién lo necesite, pero en este caso, era muy difícil decidir entre dos pequeños infantes.

 

— Tomas Anderson es el paciente uno; diagnóstico hace un año con un fallo en la Aorta —expone el caso el médico general— A Tomas se le estima que tenga un tiempo de seis meses a partir de Enero. Como sabemos, la Aorta es un tema que se debe acatar desde que se detecta.

 

Verónica pone atención a la pantalla, donde varias imágenes aparecen mientras exponen el caso de aquel infante. Su mirada cambia a una sentimental cuando aparece el pequeño Tomas sonriendo, pero solo lo nota Levi.

 

Levi King es el medico general y director del hospital privado King. Es el único heredero a la fortuna King, la cual proviene del sector médico, con al menos cinco hospitales en todo el país. 

 

Verónica y Levi se conocieron cuando ella comenzó a trabajar en este hospital. Para Levi, ver a Verónica trabajar en algo que le apasiona es un arte. Levi podría no perderse ninguna cirugía de Verónica, solo por el placer de verla.

 

Ver a Verónica es un gozo, le parece una mujer sumamente atractiva; pero, ver a Verónica trabajar y observar de primera mano, la pasión con

 

que hace las cosas, la concentración que brinda, es un verdadero placer.

 

— Por otro lado, el paciente dos es Antoni Hernández. Tiene catorce años y ha sido detectado con un aneurisma —la explicación del caso sigue por un buen rato, hasta que empieza el debate para tomar la decisión.

 

— Comprendo que ver estos casos es duro, nadie está listo para decidir, pero... los recursos de este año no han iniciado como se esperaba —habla Levi— nuestro principal benefactor ha decaído. 

 

Las miradas de todos se centran en el director, pero el director solo siente la mirada de Verónica.

 

— Grupo Dixon redujo las donaciones de imprevisto, por lo que debemos tomar la decisión de salvar ahora a uno de estos dos pacientes, que son los casos mas graves que ahora mismo tenemos.

 

Verónica queda impactada pero no lo refleja. Desde hace muchos años, su esposo habia estado haciendo donaciones a hospitales, pero el tema del corazón era a donde se iba la mayoría de su dinero.

 

"¿Por qué se estaba deteniendo? ¿Había cambiado algo en su forma de ayudar?" - millones de preguntas pasaban ahora mismo por la mente de Verónica. 

 

— Doctora Cox —Levi se dirigió a ella— Queremos saber su opinión. 

 

Verónica trago saliva en seco. Suavemente tomó la carpeta que tenia sobre la mesa con la información de los pacientes y analizó lo mas rápido que podía.  Pensó en frío y dejó sus sentimientos de lado.

 

— Todos sabemos que si la Aorta falla, todo fallaría en dos segundos. Ignorando las edades de los pacientes, quien necesita ayuda antes es el paciente uno —respondió fríamente— El corazón si la Aorta, no es corazón. 

 

 

El doctor Fuentes dió un golpe en la mesa de madera. Había perdido el control de sus emociones, así que tomando sus objetos personales, salió dando un portazo.

 

La sala de reuniones quedó en silencio después de aquella escena, minutos después la decisión había sido tomada. Y la incertidumbre de haber tomado la decisión correcta fluyó en Verónica.

 

Cuando la reunión finalizó, Levi alcanzó a Verónica antes de que saliera, quedándose ambos completamente solos en la sala de reuniones.

 

—¿Estás bien? —preguntó Levi preocupado— Te noté ausente

 

—Estoy bien, es… tengo dudas sobre la donación,  puedo estar cometiendo un error —La voz de Verónica reflejaba la angustia. Estaba perdiendo la compostura.

 

—Esto no estaría pasando si hubiésemos recibido las donaciones correctamente —habló Levi con odio, pero un odio hacía Alexander Dixon– Nadie debería estar en tu situación, Verónica. Pero, si es eso lo que te preocupa, debería decirte que no te preocupes.

 

Verónica miró a Levi sin entender lo que decía, por un momento pensó que Levi se burlaba de ella, así que resopló;

 

—Es una mala hora para hacer bromas, Levi.

 

—No es una broma, Verónica. Soy doctor, no bromeo con la vida. He notado que has dudado de la decisión, quizá por lo que hizo el doctor Fuentes, así que hablé con mi padre. Me autorizó donar para ambas cirugías, con una condición —Levi sonrió al ver como el semblante de Verónica se transformada a una sonrisa— que tu hagas ambas cirugías.

 

La tarde de Verónica después de una mañana de reuniones, había pasado con dos cirugías más. Al salir del quirófano se detuvo al ver a su amigo y director; Levi King.

 

— Pensé que tu horario había acabado hace horas —murmuró Verónica mientras se lavaba las manos.

 

— Es mi deber estar aquí por si las cosas salen mal —respondió Levi como su habitual sonrisa— ¿Cómo van las cosas en casa?

 

— Bien.

 

— ¿Pronto serás libre? —se atrevió a preguntar Levi— He escuchado algunas noticias sobre tu esposo. 

 

Levi sabía perfectamente que el matrimonio entre Verónica y Alexander era solo una fachada. Había estado casualmente cuando su asistente Jorge había recibido aquella orden del padre de Alexander.

 

— Eso espero.

 

Verónica sabía que estaba muy cerca de acabar aquel matrimonio, pero decirlo en voz alta no le parecía.

 

— Alexander no pierde el tiempo después de todo —Levi intentó sonar casual— Después de todo... bueno, mejor te lo envío.

 

Verónica se queda sin entender lo que Levi quiere decir. Su celular suena con la llegada de algunos mensajes, asi que los toma. En el inicio de su bandeja aparecía Sonia y Levi;

 

"Mira la pareja que me he encontrado hoy"

 

Había al menos cinco fotos de Alexander y Ana, en un restaurante bastante privado. Muy cerca el uno del otro. Esas mismas fotos las envió Levi.

 

Verónica sintió esa extraña opresión en su pecho, nuevamente. Pero una llamada de un número desconocido la hizo volver;

 

— Cox, diga...

 

— Buscamos a Verónica Cox.

 

— Soy yo.

 

— Lamentamos informarle de la deuda del señor Cox sigue en pie. Sigue aumentado con cada día qué pasa, así le sugerimos hacer el pago.

 

— Disculpe... pero de qué es la deuda? He pagado su deuda en el hospital hace ocho meses —explicó Verónica sin entender.

 

— No es del hospital, señorita Cox. Es del casino...

 

Verónica entendió que tendría que resolver este nuevo problema sola.

—Necesito algo de tiempo, esto no… no tenía idea —Jadeo Verónica llevándose la mano a la sien, un dolor de cabeza estaba naciendo.

 

—Si no lo devuelves en dos semanas, sabemos donde vives y donde trabaja, doctora Cox —La voz del hombre se volvió amenazante.

 

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