«Verónica Dixon»

Sus palabras se repiten en mi cerebro como cuando estudiaba mucho para un exámen. Alexander es una persona cruel, de eso no me cabe duda ahora mismo. Se queda mirándome, analizando que haré ahora que ha dicho aquello.

— ¿A qué te refieres? —pregunto con la voz mas tranquila que logra salir de mi.

— No me refiero a nada, firmaste tú sola el nuevo acuerdo, Verónica.

— ¿No era el divorcio?

— Puaj, claro que no. ¿Por qué haría eso? —Alexander se indigna.

— Me dijiste que ya había terminado, me diste a entender que era el ¡maldito divorcio, Alexander! —Verónica intentaba controlarse, pero terminó aquella oración gritando, elevando su voz.

— Yo no dije nada de eso —Alexander se lava las manos— Solo te pedí que colocarás las cosas en tu lugar, querida.

Alexander alza la barbilla de Verónica, obsevando sus ojos brillantes por las lágrimas que ahora se han detenido. Dejándole saber que tomó la decisión correcta, jamás la dejará irse.

— Me pediste que