Revuelta de Selene.
Selene no había pegado un ojo en toda la noche. Se revolvía en la cama como una fiera enjaulada, maldiciendo su mala suerte.
Pues había calculado cada detalle. Aunque ese ritual era para Scarlet, sí, pero al haber sido nombrada por Derek como luna sustituta, ella debía ser la que se alzara más gloriosa ante todos. La que brillara, la que acaparara la veneración.
En cambio, Scarlet se había robado todo con esa exhibición de poder absurdo, dejando la posición de Selene temblando como castillo de arena.
—Maldita bruja humana… —bufó, apretando los dientes mientras se alistaba con manos furiosas.
Tan pronto estuvo arreglada, salió rumbo a la mansión con la intención de hablar con Derek. Pero al llegar, se detuvo de golpe.
Pues en la entrada, un par de guardias conversaban como viejas chismosas en plena feria.
—Dicen que la luna revivió guerreros muertos —comentaba uno, con el pecho inflado como pavo real.
—Imagínate, hermano… si los lobos tuviéramos ese poder, brujos, vampiros, demonios y