—#Excesivo sería encerrarte en una torre solo para mí# —murmuró Yeho en la mente de Derek, con su tono burlón y oscuro.

Scarlet giró los ojos como si hubiera escuchado la voz del alfa. Se cruzó de brazos, intentando recuperar el poco orgullo que le quedaba después de haber sido besada hasta la inconsciencia.

Simulando estar enojada, sin estarlo, comenzó a girarse para irse, pero se detuvo en seco, sin mirar atrás.

—En realidad vine a buscarte para preguntarte por qué el CEO, en vez de despedirme... me subió el sueldo y me dio un bono.

Derek la miró con ternura y picardía.

—¿Cómo voy a despedir a mi esposa? —respondió, como si fuera la cosa más obvia del mundo—. Olvídate del asunto del medicamento, eso ya se resolvió. Y lo del bono… es para que compres un vestido para la gala de dentro de dos días. Van a anunciar al nuevo director.

Derek deslizó una tarjeta de presentación negra, colocándola en su mano.

Scarlet abrió los ojos como platos.

—¡Estás completamente loco! —exclamó, leyendo e