Derek parpadeó, volviendo en sí con el pecho subiendo y bajando como si hubiera corrido una maratón.

—¿Qué… qué fue eso? —preguntó Scarlet con la voz temblorosa, mirando su dedo como si acabara de presenciar un acto de brujería negra de alto nivel.

Su respiración era un desastre, y sus ojos no parpadeaban.

Derek la observó como si acabara de descubrir que había cometido un crimen sin premeditar.

Ella tragó saliva con fuerza, intentando dar un paso atrás, pero sus piernas estaban tan flojas como gelatina.

#¡Humano, reacciona! ¡Nuestra luna está en shock!# rugió Yeho dentro de su mente.

#Lobo, el que la embarró fuiste tú#, le replicó Derek, medio resignado, y Yeho soltó una carcajada mental que casi le retumbó el cráneo.

#Fue un impulso, ¿qué quieres? El sabor de la sangre de mi lunita fue como una gota de miel celestial. Dulce, intensa, y adictiva…#, se justificó Yeho con descaro.

Derek se rascó la nuca como si pudiera desatorar la situación con eso. Bajó la mirada por un segundo, resp