Después del ridículo escape en el estacionamiento, y con la palabra "novia a escondidas" resonando en su mente, Elsa intentó volver a la normalidad. La indiferencia de Leo la ayudó a mantener su secreto, pero el calor de la carta de Damián, escondida en su bolso, mantenía la traición viva.
Ella sabía que el encuentro fallido en el coche no era un final, sino una promesa rota.
Pasó ese día y el siguiente en un estado de nerviosismo constante, hasta que Damián, con la paciencia de un cazador, retomó la propuesta. Ya no era un callejón o un coche; era un lugar seguro, alejado.
Elsa, exhausta de la lucha, cedió. Un hotel alejado de la ciudad, reservado para la siguiente semana. Damián estaba exultante, llenando sus chats con bromas, poesía burda y la promesa de un encuentro que por fin honraría los cinco años de espera.
- La Consumación de la Espera-
Llegó el día. Elsa se inventó una coartada sólida y se encontró con Damián en un restaurante discreto cerca del hotel. Fue un almuerzo agr