7. Sorpresa
Carlos
Los días siguientes fueron tan dulces como el anterior, llenos de intimidad, llenos de pequeños secretos que solo nosotros dos conocíamos.
Había pasado un mes desde que Camila se marchó y, de alguna manera, nadie se atrevía ya a prohibirlo. De hecho, algunas personas apoyaban abiertamente la relación prohibida entre Cassandra y yo.
—Cariño, no te habrás olvidado de lo que pasa esta tarde, ¿verdad? —preguntó Cassandra en voz baja, enderezándome la corbata antes de que saliera del coche.
Fruncí el ceño, tratando de recordar, pero seguía sin acordarme. —¿Qué pasa? —pregunté inocentemente.
Cassandra resopló inmediatamente, molesta. Cruzó los brazos sobre el pecho y puso morritos como una niña.
—Vamos, Carlos. Este es un día importante para mi carrera. ¿Has olvidado que me van a ascender a diseñadora? —dijo alzando ligeramente la voz, molesta, pero aún así mimosa.
Me reí, tratando de calmar la situación. —Cariño, ¿sabes qué? Tú eres mi mundo. ¿Cómo podría olvidar algo importante sob