1. Una Nochevieja vacía
Camila—Esta noche no volveremos a casa. Acuéstate primero, Mil.Las palabras de Carlos por teléfono, aunque tranquilas, salieron de sus labios como un martillo que me partía el pecho. Mis ojos se fijaron en los platos fríos sobre la mesa. Pollo asado con miel, sopa caliente, pequeños pasteles de chocolate... todo se convirtió en silenciosos monumentos a mi estupidez. Las velas ardían tenuemente, casi burlonas, con su luz riéndose de las esperanzas de una mujer.Era Nochevieja. El cielo de Phoenix, fuera de la ventana, estaba desgarrado por el silbido de los fuegos artificiales que explotaban en ráfagas de rojo, dorado y azul. Había rezado, en mi corazón y en susurros, para que esta noche, esta noche especial, Carlos no me envenenara con las mismas palabras clichés que había utilizado todos los demás días.Apreté mi teléfono con fuerza, con los nudillos blancos, crujiendo mientras contenía los temblores. Mi voz se ahogaba con un dolor que ya no podía ocultar.—Carlos, ¿estás bromeando
Leer más