El asentimiento lento y resignado de Gavin permaneció grabado en la mente de Camila mientras se alejaba. "Esperaré." Esas dos palabras la persiguieron, sonando a la vez como una sentencia y una liberación. Había depositado una fe ciega en ella, y ahora Camila tenía una misión ineludible. Necesitaba terminar el capítulo de Carlos para poder empezar el de Gavin sin la sombra del miedo.
Preparación y el Vuelo
Las siguientes horas fueron un torbellino de actividad febril. Camila hizo las maletas con una eficiencia robótica, asegurándose de que Mateo tuviera sus juguetes, su cuaderno de dibujo y su manta favorita. John, con la discreción que lo caracterizaba, había gestionado los billetes y la logística.
Mateo estaba inusualmente callado. No hacía preguntas sobre la prisión, pero su pequeña mano se aferraba a la de Camila con más fuerza de lo habitual.
"¿Estás nervioso, mi amor?" le preguntó Camila mientras se abrochaban el cinturón de seguridad en el avión. El rugido del motor ahogaba el