La tensión en la oficina de Vance Enterprises era tan espesa que se podía cortar con un cuchillo. Alexander había convocado una reunión de seguimiento para el proyecto Cliffside, y Olivia, sentada a su derecha, era la imagen de la profesionalidad distante. Respondía a sus preguntas con precisión quirúrgica, sus informes eran impecables, pero su mirada evitaba encontrarse con la de él, posándose en su lugar en la pantalla de proyección o en los rostros de los otros ejecutivos.
Sebastian, sentado al otro lado de la mesa, observaba la dinámica con el interés de un halcón divisando a su presa herida. No había fallado en notar el cambio. La electricidad cargada que solía saltar entre su primo y su "esposa" se había apagado, reemplazada por un frío polar. Olivia parecía una estatua de hielo, y Alexander, por su parte, proyectaba una irritación que apenas lograba contener, sus mandíbulas apretadas y sus respuestas cada vez más cortantes.
La reunión concluyó con una serie de directrices y pla