—Ah, sí, hola —me sorprendí al contestar la llamada.
—¿Le pasa algo a Lila? —me preocupé.—Sí, bueno, no. En fin, ¡ella está bien! Quisiera hablar contigo. Pero no por teléfono. Es por Lila... No ha pasado nada grave, solo necesito... En fin, ¿nos vemos en media hora para tomar un café?—Ahora voy a casa de Yegor, tengo que llevarle unas cosas y luego estoy libre. ¿Nos vemos en una hora y media en el centro comercial, cerca de la casa de Yegor?—Ya sé dónde es. De acuerdo. Gracias. —Y colgó justo a tiempo, porque la siguiente llamada era de Yegor.—¿Por qué no estás todavía en el taxi?—¿Cómo sabes que no estoy todavía en el taxi? ¿Me estás siguiendo?—Porque estoy seguro de que todavía estás rebuscand