Epílogo, parte 1
Nació nuestra hija Evangelina Egorovna Tumanskaya. El nombre lo eligió mi esposo. Yo no discutí con Egor. Si él quería llamar así a nuestra hija, así sería.
Lo que más me alegró, por supuesto, fue que entre nuestros bebés y Lilka hubiera una diferencia de cinco meses. Lilka fue la primera en descubrir lo que eran los cólicos, los primeros dientes, los primeros pasos. Y ya compartía su experiencia conmigo. Solo cuando Eva cumplió seis meses, Lilka y yo empezamos a vernos más a menudo. Por cierto, Yegor llamó a su hija Evangelina a propósito. Porque yo la llamaba Eva. Y Yegor, Geley, a veces la llamaba Eva, pero más a menudo como él quería.
¡Lilka estaba feliz! Se notaba. Por cierto, ella y Lavrov tuvieron un niño. Max.
Todos bromeábamos diciendo que estaba cr