No dormí en toda la noche, daba vueltas en la cama... Ni siquiera se me ocurrió que Egor pudiera venir a disculparse. En primer lugar, no le habría dejado entrar ni habría salido a recibirle. Sinceramente, no quería verle. Y, en segundo lugar, creo que Tumansky, viendo mi estado, comprendió que era mejor que no nos viéramos durante un tiempo...
Al día siguiente no aguanté más y llamé a Lilka para que viniera a verme. Le conté todo, y tuve que contarle lo de Andrey. Lilka no me aconsejó nada esta vez sobre Yegor. Me recordó una vez más que me había advertido y que solo yo podía decidir qué hacer con él.Al tercer día me di cuenta de que lo extrañaba... Sí, sí... extrañaba a Tumanski y estaba dispuesta a perdonarlo todo... bueno, qué más da que me vigile... quizá ahora saque conclusiones d