Epílogo, parte 2
—¡Vamos, vístete rápido, flor! —sonrió Yegor y empezó a arreglarse la ropa.Un par de minutos después, los dos estábamos listos y, tras ponerme la chaqueta, ya me disponía a salir cuando Yegor volvió a abrazarme.—¡Te voy a dar una buena en casa, flor! ¡Te lo has buscado! —me amenaza sexualmente mi esposo. Yo sonrío ante su declaración y me acerco, le pongo las manos en el pecho y me inclino hacia sus labios, cuando la puerta se abre de golpe y volvemos a oír la voz enfadada de Lavrov.—¡No! ¡No te entiendo, Tumansky! Tú... —pero entonces Andrey interrumpe su discurso, porque me acerco a Yegor y finalmente vuelvo mi rostro hacia Lavrov.—¿Lisa? Oh, mierda... ¡perdón entonces! —Lavrov sonríe tontamente.—Al menos podrían haberse cer