Maxime – El Último Movimiento
La noche es pesada.
El aire es espeso, cargado de tensión.
Estoy sentado al fondo del bar, un vaso en la mano, los ojos fijos en la entrada.
Él vendrá.
No tiene otra opción.
Las puertas se abren violentamente.
Y ahí está.
Thomas.
Despojado.
Sus ojos están locos, inyectados de sangre.
Su mandíbula tensa, su respiración corta.
Es irreconocible.
Un rey destruido por su propia paranoia.
Avanza lentamente.
Las conversaciones se detienen a nuestro alrededor.
Las miradas se desvían.
Nadie quiere estar aquí cuando la sangre empiece a fluir.
Se detiene frente a mí.
Su mano tiembla sobre su arma.
Levanto mi vaso.
— Llegas tarde, murmuro.
Él rechina los dientes.
— Tú...
— ¿Yo?
Bebo un sorbo, saboreando el momento.
— ¿Qué he hecho, Thomas?
Aprieta su arma, sus nudillos blanqueándose.
— Me has quitado todo.
Levanto una ceja.
— No.
Dejo lentamente mi vaso.
— Solo te he dejado ver lo que ya estabas perdiendo.
Su mirada titubea.
Está cansado.
Agotado.
Me levanto lentamen