Me senté a su lado a velar su sueño y salí de allí cuando comenzó a amanecer para evitar que se sobresaltara con mi presencia.
En cuanto amaneció me vestí y fui a buscarla con el pretexto de ir a misa para dar gracias a Dios por haber permitido que lo de Maximiliano no fuera nada grave, Iván me había enviado un recado para que me mudara a la casona familiar, pero él aun no sabía que la bruja había atacado durante la noche así que yo no consideraba prudente irme de allí y dejarla sola, así que debía ir a la casona para hablar con ellos personalmente, debíamos protegerla o no llegaría viva al día de la boda.
Nos preparamos para salir a la misa, Doña Leonor por supuesto nos acompañó; la misa transcurrió normalmente, pero cuando salimos una gran cantidad de personas afuera de la iglesia, se detuvo a interrogarnos, “el asalto” que había sufrido Don Maximiliano era la noticia del momento en toda la ciudad, lo cual resultó bastante sospechoso, porque además de los de Icazar, y nosotros, nadi