Me despierto de poco, apenas va entrando la luz del sol a la habitación. Me tardo un poco en reaccionar, tomo mi celular del buró y veo que faltan unos minutos para las 7. Hace frío afuera, al parecer empezará a llover en poco.
Después de terminar de limpiar todo lo del jardín, ayer por la tarde, en la noche también terminé de leer el diario que venía en la caja decomisada. No faltaba mucho por terminar, ya que después de unos meses de sufrimiento por la separación de Amelia y Quiquín, sus padres decidieron llevarla a un internado de mujeres, es católico, se llama Colegio de las Carmelitas de la Vela Encendida. No juzgo pero el nombre me parece un tanto tétrico.
Antes de irse la joven, explica que ahí no podrá escribir más ya que les tienen prohibido tener diarios privados. Por ello se despide de su diario, diciendo que es probablemente la última vez que comparta sus sentimientos con el mundo y que le pesa darse cuenta que sus padres tenían razón sobre su amado.
Ahí abunda en la descr