Es la casa del exsenador León, cerca del mediodía. El lugar carece de ruido, al parecer toda la atención se centra en la cocina donde ya se preparan los alimentos de la comida.
Armando va subiendo las escaleras de su casa con un periódico doblado en la mano. Va vestido de forma casual, un pantalón de mezclilla y un suéter delgado color hueso. El cabello va sin peinar pero recién lavado.
Al terminar de subir las escaleras, va rumbo a su habitación distraído en el periódico. Tanto que ni ve que Mara va saliendo del cuarto de su papá tras hacer el cambio de turno con la otra enfermera.
-Armand, ¿cómo sigues? Andas muy desaparecido y te extraño... –le dice de forma tierna y suplicante a Armando, conociendo sus encantos.
-Ah, perdón. Hola Mara, buena tarde. Estoy mejor, gracias, aún me duelen las costillas pero nada que un ibuprofeno no me quite.
-Ay querido, espero que te recuperes pronto. También Carolina, que fue difícil por lo que pasó...
-¿Cómo?, ¿qué le pasó? –ha llamado toda la a