Me quedó viendo la carpeta y caja que tengo enfrente. Armando y Gerardo fueron los que tomaron notas, y solo falta que terminen con algunos datos que les llamaron la atención y podrían abonar a la investigación. Entre los dos cierran y guardan la carpeta dentro de la caja, que a su vez cierran.
Gerardo llama al militar que nos recibió, esto para regresarle la caja. Cuando está frente a nosotros me mira con atención.
-Es difícil este lugar, por las noticias que se reciben. Señorita, espero que encuentre paz y consuelo después de lo que encontró aquí –me dice el uniformado que, estoy casi segura, rompió sus protocolos al darme un poco de consuelo.
Solo puedo asentir con la cabeza, siento un nudo en la garganta aún. Le tengo que agradecer su atención, sobre todo el kit de limpieza. Pronto va a dejar la caja en su lugar y toma las hojas que dejó cuando llegamos. Se las da a Armando en la mano.
-Gracias por todo, más por su amabilidad –le digo al militar, que no debe pasar de los 25 años