Estoy desubicada totalmente. Puerto Vallarta es muy grande, y de repente mi marido está aquí. Justamente aquí.
Él se acerca y me abraza efusivamente, me levanta un poco del suelo para luego darme un beso profundo y ardiente enfrente de todos. Aunque lo haya extrañado enormemente, no puedo evitar sentirme muy incómoda ante tremenda muestra física. Trato de separarme ligeramente, no quiero seguir así enfrente de todos, quienes ya deben estar igual de incómodos que yo.
-Perdón amor, pero no pude detenerme. Te extraño. Leí tu mensaje pero he estado corriendo desde ayer, hoy apenas pude venir a ver un negocio aquí. No pensé que vinieras para acá... Oh, perdón... Soy Mauricio Cortez, el esposo de Carolina, mucho gusto. –Explica y saluda a todos los presentes, pero veo que le lanza una mirada intrigante a Armando.
De pronto, para tratar de ignorar todo lo que sucedió, hago las presentaciones necesarias. Siento un poco de tensión en el ambiente, pero ya a estas alturas no me sorprende much