Ahora estamos en una mesa puesta sobre la banqueta afuera de una taquería de Portales, por fin ¡carbohidratos y grasa! No lo puedo negar, me agrada el gusto de Armando. Estos tacos se ven buenísimos. A diferencia de mi marido, a quién no le gusta salir de noche, a mi compañero eso no le importa.
Son muy distintos entre sí. Y no sé por qué los estoy comparando ahora... Mi sentimiento de soledad me abruma de nuevo.
-¿Sigues aquí? –Armando me hace una seña con la mano, mientras regresa con dos refrescos en botellas de vidrio en la mano. Esta es una típica taquería que tiene años en la ciudad. Es mucha tradición capitalina, hace tiempo que no venía a un lugar así.
-Oh... sí, perdón... Yo. Lo siento, me distraje. ¿En qué estábamos?
Me ve un poco extrañado, lo sé por sus cejas levantadas.
-En que el cártel, de acuerdo con los informantes de Emiliano, hay muchas manos de políticos y empresarios del país. Al parecer no solo se trata de extorsiones o cobro de piso, sino verdaderas inversiones