Despierto con dificultad, siento los ojos irritados. Ya sabía que eso podía pasar. La llamada de anoche con Mauricio me dejó agotada.
Tardé unos 20 minutos en explicarle todo al comandante, quien al escuchar el nombre de Mauricio despertó totalmente. Es difícil dejar de ver todo esto como una novela de mal gusto para la realidad. Me pidió ir hoy a la Fiscalía para ver con los de Informática qué se puede hacer para tratar de rastrear la llamada, y pinchar mi teléfono. Por si vuelve a pasar.
Acepté, no hay nada qué esconder ya.
Así que me tengo que ver medio decente para eso. Aprovecharé para pedir que me guarden y cuiden mi auto, que seguirá unos días allá.
Y respecto a mi apariencia, traigo el antifaz de gel que me compró Armando en Taxco, solo que tengo que bajar a enfriarlo. No creo pasar desapercibida. Así que me resigno, tomo mi bata calientita, mi antifaz y bajo con la idea de tener que dar una explicación.
En la cocina solo está Carmencita preparando el desayuno, para mi sorpres