Ya casi son las dos de la tarde en la Fiscalía, Armando y el comandante no están pero sí Carolina y Gerardo en sus escritorios.
Mientras Caro termina de agregar la información reciente al expediente, Gerardo está pensativo en su mesa, con la cabeza gacha jugando con una pluma en el papel. Se ve absorto y preocupado. Carolina lo nota y duda si preguntar o no, tal vez solo sea una pelea con Martha, pero ya ha sido mucho. La curiosidad vence.
-Gerardo, ¿te puedo hacer una pregunta?
-¿Además de la primera?
-Sí, además de la primera... –le dice contestando de mala gana su mala broma.
-Echa...
-¿Te pasa algo? Desde hace días te noto extraño, entre triste y apagado. No me malinterpretes, no extraño tanto tus comentarios inoportunos, pero me preocupas.
-Ay Carito, Carito, Carito... –dice mientras cierra la pluma, resignado. De pronto se mira el cabestrillo y alza la mirada, -solo es algo médico.
-¿Médico?
-Sí, pues... El fisioterapeuta me está haciendo exámenes por el daño del disparo d